CELEBRACIÓN DEL DÍA DE SANTO DOMINGO BARRANQUILLA 8 DE AGOSTO 2015
A
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Por
En
Caleruega (Burgos), en Castilla,
el
siglo doce vio tu aparición,
el
amor de tu limpio corazón,
eras
de Dios la celestial semilla,
un
dechado de humana abnegación
y a
la iglesia divina aportación.
Una
antorcha encendida entre tus labios,
una
estrella brillando en tu cabeza,
la
pila bautismal de realeza,
son
signos celestiales, claros, sabios.
Domingo
fue tu nombre, con certeza
“consagrado
al Señor” por tu pureza
Naciste
en cuna noble, con fortuna,
tu
familia fue luz espiritual,
aprendiste
a ser justo, a ser leal,
ayudaste
en el tiempo de la hambruna
ofrendándote
esclavo universal
y
luchaste en el mundo contra el mal.
Estudiaste
latín, teología,
y
otras ciencias formaron tu bagaje,
preparaste
a conciencia tu equipaje
para
ser vencedor de la herejía.
Te
diste a la misión con gran coraje
y es
tu árbol muy pródigo en ramaje.
El
triunfo no te hirió con la soberbia,
tu
humildad rechazó cargos, honores.
Esclavo
del Señor de los señores
jamás
venció en tu vida la protervia.
Sacerdote
de místicos ardores,
la
tierra se asombró de tus fulgores.
Un
viaje te llevó a una nueva empresa,
al
ver tantas ovejas descarriadas,
y
posaste amoroso tus miradas
en
ofrecerles luz de
Reuniste
personas consagradas
y
fundaste divinas alboradas.
te
encomendó su rezo difundieras
y
arriaste con sus cuentas las banderas
enemigas
del Hijo y su Sagrario.
Alegre
te donaste sin fronteras
y en
la fe enardeciste las hogueras.
Tu
día era trabajo, apostolado,
tu
noche era vigilia y oración.
tu
alimento frugal y tu ilusión
servir
a los deseos del Amado,
compartir
en la
caritativa Redención.
Alcanzaste
la meta en tu andadura
y
dejaste la huella de tu ciencia,
de tu
amor a los pobres, tu paciencia,
tus
milagros. Tu vuelo abrió
Los
dominicos son tu rica herencia
y en
|
EL DIA DE SANTO
DOMINGO, 8 DE AGOSTO DE 2015, ALGUNOS MIEMBROS, DE NUESTRA FRATERNIDAD DE LAICOS DOMINICOS DE LA PRESENTACIÓN, TUVIMOS LA AGRADABLE EXPERIENCIA,
DE CELEBRAR LA FIESTA CON LOS FRAILES DOMINICOS, QUE ESTÁN EN EL COLEGIO SAN ALBERTO MAGNO,
EN EL BARRIO SAN LUIS BELTRÁN DE BARRANQUILLA.
FUE UN EXPERIENCIA DE FE, ORACIÓN, PREDICACIÓN, COMUNIÓN, CLAVES DE LA
ESPIRITUALIDAD DOMINICANA. EMPEZAMOS CON UNA CONFERENCIA A CARGO DEL MÁS JOVEN
DE LA CASA, PERO QUE NOS CUESTIONÓ MUCHÍSIMO; ESTUVO DIRIGIDA
ESPECIALMENTE A LOS LAICOS DE LA ORDEN DOMINICANA!!! QUÉ HACEMOS PARA VIVIRLA
EN LOS MOMENTOS ACTUALES Y COMO SIEMPRE, ESTAMOS LEJOS!!, PERO CON DESEOS DE
TRANSFORMACIÓN Y DE CONOCER UN POCO MÁS ACERCA DEL TEMA. SE PUSO DE MANIFIESTO,
LA NECESIDAD DEL ESTUDIO Y EL SUPERIOR, LANZÓ LA IDEA DE HACER UN SEMINARIO
SOBRE DOMINICANISMO. OJALÁ PUEDA HACERSE POR ACÁ MÁS CERCA, CON H MARÍA HELENA, JORNADA DE UN DÍA O DOS....
DESPUÉS DE LA CONFERENCIA, TUVIMOS LA EUCARISTÍA, CONCLEBRADA POR LOS 5
FRAILES, UNO DE ELLOS MAYOR CON 42 AÑOS DE ESTAR POR ESTAS TIERRAS Y LIMITADO DE SALUD
FÍSICA, PERO NO DE MENTE, UNO MENOR, RECIÉN ORDENADO Y QUIEN HIZO LA
CONFERENCIA Y CUESTIONAMIENTOS ACERCA DE NUESTRA VIVENCIA COMO LAICOS
COMPROMETIDOS CON LA IGLESIA Y CON LA ORDEN. ENTRE ESTOS EXTREMOS DEL CONTINUO,
SE SITÚAN OTROS TRES FRAILES: EL SUPERIOR, EL PÁRROCO DE SAN LUIS BELTRÁN Y
OTRO MÁS.
LA
ACOGIDA FUE MUY CÁLIDA, PRECISAMENTE PORQUE DEFIENDEN LA COMÚN UNIÓN DE LOS
MIEMBROS QUE PROFESAMOS EL MISMO CARISMA. SOMOS FAMILIA!! A VECES NO NOS
SENTIMOS COMUNIDAD Y NO VIVIMOS EN COMUNIDAD PROYECTOS COMUNITARIOS... Y ESTA
ES UNA DE LAS CLAVES DEL DOMINICANISMO. DESPUÉS NOS BRINDARON UN ALMUERZO.
TUVIMOS LA COMPAÑÍA DE ALGUNAS DE LAS HERMANAS DE LA PRESENTACIÓN DE LAS TRES
CASAS LOCALES, LAS DE SANTA MARTA Y QUÉ SORPRESA UNA COMUNIDAD DE LAICOS
DOMINICOS QUE TRABAJAN EN LA PARROQUIA. QUEDAMOS CON EL COMPROMISO DE
RELACIONARNOS CON TODA ESTA FAMILIA DOMINICANA. SENTIMOS QUE CRECIMOS.... NO
FUE EN VANO ESTA VARIACIÓN EN LA RUTINA DIARIA, ESTE DESACOMODARNOS.... SALIMOS
FORTALECIDAS Y CON DESEOS DE REFLEXIONAR Y MEJORAR!!! HAY QUE VOLVER A LAS
FUENTES DEL CARISMA PARA CONTEXTUALIZARLAS EN EL HOY, EN EL AQUÍ Y AHORA...
JORNADA DOMINICANA EN BOGOTA CON MAESTRO DE LA ORDEN. CELEBRACION JUBILEO 800 AÑOS DE LA ORDEN. ENERO 30 2016
El 30 de enero de 2016, SOFÍA ISABEL TORRES ALGARÍN FUE DESIGNADA POR LA SUPERIORA PROVINCIAL Y LA COMUNIDAD PROVINCIAL, para representar a la FRATERNIDAD DE LAICOS DOMINICOS DE LA PRESENTACIÓN en la JORNADA DOMINICANA EN BOGOTA CON MAESTRO DE LA ORDEN. CELEBRACION JUBILEO 800 AÑOS DE LA ORDEN.
SOFY se reunió con en el grupo que viajó de Medellín, H Angela María Vélez y su Consejo, Isabel González Presidenta de la Fraternidad de Laicos Medellín y asistieron el 30 de enero al Convento de los Dominicos para participar en la programación estipulada para esta celebración, especialmente a la EUCARÍSTIA presidida por el Maestro de la orden Bruno Cadoré. También estuvieron presentes grupos de laicos y comunidades dominicas de todo el país.
Apertura Solemne del Jubileo Dominicano
OCTINGENTÉSIMO
JUBILEO DE LA CONFIRMACIÓN DE LA ORDEN
Enviados a Predicar
el Evangelio
Nuestro Jubileo nos
invita a volver a los orígenes de la Orden
para recordar el
momento fundacional, en el que santo Domingo
envió a nuestros
primeros hermanos fuera de su casa, de su familia,
de su nación, para
que descubrieran el gozo y la libertad de la itinerancia.
ACP Togir, 40
Prot. 50/15/680
Jubilee_2016
Escribo esta carta para anunciar con
inmensa alegría la apertura y la programación del Jubileo de los Ochocientos
años de la confirmación de la Orden de Predicadores, que celebraremos a partir
del 7 de noviembre próximo hasta el 21 de enero de 2017 (cf. ACGTrogir 58, 3).
En feliz coincidencia se inscribe la celebración de los 800 años de la
confirmación de nuestra Orden con el Jubileo extraordinario de la Misericordia
que acaba de proclamar el Papa Francisco.
Predicadores de la misericordia
La grata coincidencia de estos dos
Jubileos tan entrañables a nuestra historia, vida y misión dominicanas se
constituyen para nosotros en un llamado especial a renovar nuestro ministerio
de la Palabra, al que nos conduce la celebración de nuestro octingentésimo
aniversario, en torno a la misión específica de la Iglesia: «anunciar la
misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe
alcanzar la mente y el corazón de toda persona» .
El capítulo general de Trogir
estableció como lema para el año del Jubileo de la Orden “Enviados a predicar
el Evangelio” (ACG Trogir 2013, 50) y nos invita a reflexionar sobre las
siguientes preguntas: ¿Por quién somos enviados? ¿A quién somos enviados? ¿Con
quién? ¿Qué llevamos con nosotros al ser enviados? El mismo capítulo ha dado
también respuesta a esta última pregunta: somos enviados a predicar la buena
nueva de la resurrección de Cristo. Creemos que su Resurrección es la
revelación definitiva del amor del Padre por Jesús y por el mundo. La
resurrección de Cristo es la revelación más clara de “la misericordia de Dios
por los pobres pecadores”. Predicar la resurrección consiste en predicar el
nuevo camino de amistad con Dios. Esta es la gracia de la cual fue predicador
ejemplar santo Domingo, “predicador de la gracia”. Podemos así unir la feliz
coincidencia de nuestro año jubilar con el Jubileo de la Iglesia –los
predicadores del Evangelio son predicadores de la gracia, y los predicadores de
la gracia son predicadores de la misericordia de Dios.
En la Bula de indicción del Jubileo
extraordinario de la misericordia el Papa Francisco manifiesta su intención de
enviar misioneros de la misericordia durante la cuaresma del año santo 2016.
Los frailes y hermanas de la Orden nos sentimos particularmente interpelados
por este llamado, puesto que desde el día mismo en que ingresamos a la Orden y
antes de hacer nuestra profesión religiosa pedimos «la misericordia de Dios y
de los hermanos». En su caminar de vida evangélica Domingo buscó continuamente
testimoniar a Jesús, presencia de la misericordia de Dios entre nosotros, por
eso su vida de predicador fue su camino de santidad: desde el generoso gesto de
misericordia cuando decide vender sus libros para «no estudiar sobre pieles
muertas mientras haya hombres que mueren de hambre», hasta la convicción de que
la evangelización de la Palabra de Dios debe hacerse por medio del testimonio
de la caridad de la verdad.
La apertura solemne del Jubileo de la
Orden tendrá lugar el 7 de noviembre en cada comunidad de la Orden. Desde la
curia general de Santa Sabina daremos también solemne apertura al
octingentésimo aniversario de la confirmación de la Orden con la celebración de
la eucaristía en la fiesta de todos los Santos de la Orden. Invito a todas las
Provincias, Viceprovincias, comunidades, entidades, congregaciones,
fraternidades y demás instituciones dominicanas a celebrar este día en
comunidad como signo de comunión fraterna en la confirmación de la Orden que
debemos hacer nosotros ahora.
Durante el año jubilar de la Orden
tendremos varios eventos a nivel internacional, cuyo calendario anexo a la
presente, con el propósito de promover la participación de toda la familia
dominicana en estos importantes encuentros internacionales así como en los
diversos eventos locales programados por cada provincia, entidad, congregación
y comunidad. De manera particular solicito a los priores provinciales que
prevean la participación de los frailes en cada uno de estas actividades
jubilares. Cada coordinador de evento les informará lo referente a detalles de
inscripción y participación en cada actividad jubilar.
Como “enviados a predicar el evangelio”, durante el año jubilar seguiremos el camino de la Palabra mediante la Lectio Divina “con el fin de animar y apoyar la renovación de nuestra vida dominicana por medio de una escucha atenta de la Palabra, una vida de oración y contemplación en el silencio y en el estudio” (Cf. ACG Trogir, 42 ). Con cuatro secciones: lectio, studio, meditatio y oratio, será publicada diariamente en el sitio internet del Jubileo en los tres idiomas oficiales de la Orden.
Como “enviados a predicar el evangelio”, durante el año jubilar seguiremos el camino de la Palabra mediante la Lectio Divina “con el fin de animar y apoyar la renovación de nuestra vida dominicana por medio de una escucha atenta de la Palabra, una vida de oración y contemplación en el silencio y en el estudio” (Cf. ACG Trogir, 42 ). Con cuatro secciones: lectio, studio, meditatio y oratio, será publicada diariamente en el sitio internet del Jubileo en los tres idiomas oficiales de la Orden.
Para mayor información sobre
actividades y fechas de celebración del Jubileo de la confirmación de la Orden,
les invito a visitar nuestro sitio web de la Orden http://www.op.org/es/jubilee (http://www.op.org/en/jubilee - http://www.op.org/fr/jubilee).
Nuestro padre Santo Domingo quiso
encomendar la Orden al patrocinio de María, Madre de misericordia; es por ello
que hasta hace pocos años el aniversario de la confirmación de la Orden se
celebraba el 22 de diciembre simultáneamente con la fiesta del Patrocino de
María sobre toda la Orden. Que María, Madre de los Predicadores interceda por
su Orden a fin que el Dios Padre de Misericordia conceda a los hijos e hijas de
Domingo la gracia del Espíritu, para que puedan anunciar con su vida y palabras
al mundo de hoy y de mañana la llegada de la misericordia.
Fraternalmente en nuestro padre santo
Domingo,
fr. Bruno Cadoré, O.P.
Maestro de la Orden
Roma, 21 de septiembre de 2015
Calendario de Eventos
Internacionales.
See more at: http://www.op.org/es/content/apertura-solemne-del-jubileo-dominicano#sthash.ga4gEEU0.dpuf
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Sofía Torres delegada hizo la transferencia al grupo de miembros de la
FRATERNIDAD DE LAICOS DOMINICOS PRESENTACIÓN BARRANQUILLA, en la reunión del día
27 de febrero en el Colegio de Lourdes, presentandónos este resumen.
MENSAJE DEL GRAN MAESTRO Pbo BRUNO CADORÉ
Bogotá, Convento de Santo Domingo
Enero 30 de 2016
Podría tener todos los dones... repartir en limosnas todo lo
que tengo... si no tengo amor, no soy nada y de nada me sirve. El apóstol
expone dos contenidos principales: en primer lugar, la supremacía de la caridad
sobre todas las demás virtudes y actitudes cristianas. Los corintios
ambicionaban los carismas mejores y los carismas que proporcionaran a la
persona mayor prestigio en la comunidad. Esos carismas proceden del Espíritu y,
por lo tanto, son necesarios para la comunidad. Pero el mal uso que de ellos se
hace, desvían la finalidad original. En segundo lugar, Pablo recurre a la
caridad. Esta virtud central de la experiencia cristiana es el test más acabado
y más seguro de la autenticidad de la presencia y actuación del Espíritu. Con
ello todos los dones alcanzan su perfección y su utilidad común para los demás.
Pablo recoge un elenco amplio de actuaciones ostentosas y llamativas que
podrían atraer la atención de los miembros de la comunidad y convertirlos en
líderes. Pero son engañosos si se pretende poseerlos y ejercitarlos al margen
de la caridad. El ejercicio silencioso de esta virtud central del cristianismo
es el mejor testimonio para los hombres y mujeres de ayer y de hoy (12,9-16). Y
el autor de la Primera Carta de Juan, otro de los documentos más acabados que
poseemos en el Nuevo Testamento sobre el amor, afirma entre otras cosas:
Amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios. Todo el que ama
ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios
es amor. Dios nos ha manifestado el amor que nos tiene enviando al mundo a su
Hijo único, para que vivamos por él. El amor no consiste en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para
librarnos de nuestros pecados (1Jn 4,7-10)
- Crucemos a la otra orilla
- Fraternidad abierta a los más necesitados, a los más alejados
- El mar representa el mal pero también el lugar que une a todos. La predicación tiene como objetivo central la liberación por la gracia de Dios. El mar es un medio por el que Jesús invita a seguirlo, pasar a la otra orilla, pasar las inseguridades y amenazas para seguir al único que ha sido capaz de afrontar la muerte para dar vida
- Somos predicadores de la Gracia. Predicadores de quien es Paz y da paz.
- Jesús duerme cuando las olas amenazan. lo podemos ver como si tuviera un gesto de indiferencia, pero El duerme porque confía en el Padre.
- Ir a la otra orilla es tarea como familia y como familia que somos es necesario resguardar la unidad de todos
- Como Laicos, somos una familia dichosa que encuentra la alegría en la predicación a través de nuestra propia vida.
- Tomemos iniciativas de fraternidad, de Justicia, de paz... SOMOS PREDICADORES DE LA GRACIA DE DIOS
Predicación
y contemplación1
Fray Albert
Nolan, O.P.
La predicación contemplativa no es en modo alguno un fenómeno
nuevo. Ha sido la manera de predicar
de los profetas, los santos y los místicos
a lo largo de los siglos. Y todavía hoy es la forma de predicar de todos los
predicadores realmente buenos y auténticos. Ellos no la llamarían
predicación «contemplativa». Éste es el
adjetivo con que yo la defino. De hecho, es posible que muchos predicadores verdaderamente santos e influyentes ni siquiera califiquen su vida de oración como contemplativa.
Aún cuando, necesariamente, nos referiremos con frecuencia
al predicador como aquel que está en pie
ante los oyentes en una iglesia,
la predicación contemplativa puede tener lugar de otras muchas formas. El
profesor en el aula y el profesor en la sala de conferencias pueden dar a los oyentes
los frutos de su contemplación. El autor y el periodista
pueden hacer lo mismo. Los debates
y diálogos en talleres y
seminarios pueden ser ámbitos donde
se experimenten los resultados de la oración contemplativa.
Ahora bien,
un lugar especialmente privilegiado para esta
clase de comunicación
es la sesión
de acompañamiento. El contemplata aliis tradere («dar
a los demás lo contemplado los frutos de la
contemplación») puede producirse
muy eficazmente dentro del contexto de la orientación o dirección espiritual. Pero también puede producirse, de formas
menos evidentes, cuando
los padres dan consejos
a sus hijos, los amigos comparten sus intuiciones, los líderes pronuncian discursos
en público y se celebran
encuentros en el lugar de trabajo.
Contemplar y dar a otros los
frutos de nuestra
contemplación es algo que todos estamos llamados
a hacer en cualquier parte y siempre que podamos -a tiempo y a destiempo-. Se cuenta que san Francisco de Asís dijo a sus frailes
que predicaran en todo momento
y que, si era necesario, usaran palabras.
Todos
hemos aguantado a malos predicadores en nuestras iglesias, no sólo a los que dicen disparates, nunca preparan la homilía
y predican más o menos el mismo sermón todos los domingos,
sino también a los
que se limitan a criticar, condenar e imponer la ley. Por
otro lado, hay un número creciente
de predicadores cuyos sermones
son informativos e interesantes, especialmente en su interpretación
de la Escritura y de la enseñanza de la Iglesia.
La predicación contemplativa, sin embargo, hace algo más que esto, algo diferente. No
se limita al lema
doctrina aliis tradere,
es decir, dar a otros la enseñanza de la Iglesia,
sus doctrinas y dogmas. Tampoco es un
mero theologia aliis tradere,
esto es, transmitir a los demás
la última teología o exégesis bíblica.
Contemplata aliis tradere significa
comunicar a otros lo que nosotros mismos hemos aprendido gracias a
nuestra experiencia de fe y contemplación.
Vivimos en un mundo posmoderno. En general, la gente no busca ya doctrinas
y dogmas o grandes sistemas de teología. La época
de la Ilustración, con su total
confianza en la lógica y la racionalidad, es cosa del pasado. La mayoría de las personas no creen ya que los seres humanos podrán superar finalmente los problemas del mundo, ni que el progreso sea inevitable. Eso fue la modernidad. La gente
no cree hoy en la
razón y en teorías universales, sino en la experiencia.
[…] La actitud mental posmoderna no es necesariamente un obstáculo para la predicación de la buena noticia de Jesucristo. De hecho,
podría ser vista como una oportunidad sin precedentes. A menudo suscita
en las personas un interés mayor por nuestra
experiencia cristiana de espiritualidad, meditación,
contemplación, oración,
mística y paz interior.
No obstante, si la buena
noticia es presentada como doctrina o
theologia, no será escuchada. No porque las
cosas contemplata, lo que hemos descubierto en nuestra contemplación, sean totalmente diferentes de
la doctrina y la theologia, sino porque el mensaje se recibe
de manera muy diferente cuando
el predicador no es sólo
un loro que repite las doctrinas y las leyes de la Iglesia, o la última teología expuesta
en los libros, sino un
varón
o una mujer de oración que ha interiorizado la palabra de Dios y habla desde la experiencia
y de un modo obviamente
sincero.
La contemplación, hoy
Aunque originalmente se pensaba que la contemplación
era
la llamada dirigida a todos los cristianos,
durante mucho tiempo los católicos la han
visto como la vocación especial de
unos pocos elegidos: monjes, monjas y ermitaños. Se pensaba que los demás
estaban comprometidos
en la vida activa. En algún trecho del camino, toda la tradición de la oración contemplativa se perdió o, al menos, se olvidó gravemente
-incluso por parte de los monjes
y las monjas-. Hoy hay un movimiento muy vigoroso en todo el cristianismo que busca el retorno a la tradición
católica de contemplación y meditación. Y más importante aún es el hecho de que este movimiento
ampliamente difundido incluye la recuperación de la tradición original según la cual la
contemplación es para todos, y no sólo para unos pocos privilegiados. Un creciente
número de laicos, así como
religiosos y sacerdotes, meditan,
practican la oración centrante y se dedican a la contemplación y la mística.
Este movimiento nuevo ha sido profundizado y desarrollado por los descubrimientos de la nueva
cosmología y la espiritualidad emergente
del movimiento ecológico. Contemplar la grandeza
de Dios en las maravillas de un universo en expansión
y evolución, en el que nosotros somos una parte minúscula, añade una nueva dimensión a la experiencia de asombro y temor
reverencial...
Hoy, la contemplación es descrita casi siempre como una forma de conciencia o conocimiento. No consiste tanto en cambiar la realidad como en tomar conciencia de lo que está ya ahí. La contemplación es la experiencia de
despertar a la realidad, es desarrollar
un conocimiento creciente de lo que
sucede a nuestro alrededor y dentro de nosotros y, sobre todo, es tener una conciencia más profunda
de la presencia de Dios en todas
las cosas.
Las personas plenamente conscientes son pocas. La mayoría están medio dormidas o viven en un mundo
de mentiras y engaños.
La contemplación es un intento consciente de disipar todas las ilusiones
que tenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo.
Es una búsqueda de la verdad sobre nosotros,
sobre los demás y sobre el universo del que somos
parte, lo cual constituye, al mismo
tiempo, una búsqueda
de Dios. Bernard McGinn, el renombrado
estudioso de la espiritualidad y la mística cristiana, define la mística como «la transformación de la conciencia a través de un encuentro directo con Dios».
Ser consciente es más que tener un conocimiento conceptual. Ser consciente de la presencia de Dios no es
lo mismo que afirmar intelectualmente que Dios está en todas
partes. Tampoco
es simplemente una cuestión de sentimientos. Hemos aprendido
a tomar conciencia de nuestros sentimientos y a aprender de ellos, pero la contemplación es más que esto. A veces se describe como un «no saber» o reconocer
que no sabemos. Dios es el gran desconocido. Al final, tenemos que desprendernos de todo
lo que pensábamos que sabíamos sobre Dios
para entrar en contacto con el gran misterio, no a través de nuestros pensamientos o sentimientos, sino a través de una experiencia de asombro y temor
reverencial
sin palabras.
[….]
Los frutos de nuestra contemplación
Cuando decimos que predicamos nuestros contemplata, los frutos de nuestra contemplación,
nos estamos refiriendo no sólo
al contenido verbal de
nuestra predicación, sino
también al mensaje
que comunicamos a través de nuestra personalidad y de lo que somos,
por medio de nuestras actitudes e incluso
de nuestro lenguaje corporal. Los frutos de la contemplación
incluyen cualidades como la paz interior, la
libertad y la valentía,
el amor a los demás,
la humildad auténtica, un espíritu de esperanza, gratitud y alegría,
y un profundo sentido del misterio. Estos frutos de nuestra oración contemplativa caracterizan y configuran lo que
yo llamo predicación contemplativa.
La lista
siguiente no pretende ser exhaustiva, pero vamos a analizar
con más detalle
estas cualidades.
- Paz interior
Las personas, sean posmodernas o fundamentalistas, están hoy sedientas de paz interior. Entre quienes
escuchan nuestra predicación se encuentran almas profundamente turbadas
que anhelan un mensaje que les
dé paz, una paz que el mundo no puede dar. Tales personas reconocerán rápidamente si el predicador es -o no- un
varón o una mujer de profunda
paz interior.
La paz interior es, entre otras cosas, el fruto de años de meditación
silenciosa. Sometidos a todas
las presiones y tensiones de la vida actual, nuestros corazones y nuestras cabezas llegan a estar atestados
de pensamientos, planes, temores, resentimientos, deseos y conflictos. La práctica de la meditación silenciosa u oración centrante nos ayuda a calmar las tormentas
de nuestro interior.
No obstante, se necesita algo más. Una persona llega a ser contemplativa cuando ha pasado mucho tiempo tratando de conocerse mejor
a sí misma. A medida
que, paulatinamente, llegamos a afrontar la verdad sobre nosotros mismos,
descubrimos, entre otras cosas, que no somos libres. Estamos encadenados como esclavos a nuestras comodidades, nuestros estados
de ánimo, nuestros miedos,
nuestra reputación, nuestros logros y nuestros éxitos,
nuestra salud, nuestro aspecto, nuestras devociones preferidas, nuestra cultura, nuestra
tradición teológica y nuestros nombres para Dios. Éstos
son nuestros apegos, nuestras cadenas.
Decimos que los necesitamos y no podemos
prescindir de ellos. No son necesariamente malos y no tenemos que renunciar forzosamente a ellos. Pero hemos de desprendernos
de ellos si queremos llegar a tener
paz interior.
El desprendimiento, según Eckhart, es más importante
que el amor, porque sin desprendimiento no tenemos la libertad interior necesaria para amar a los demás. Juan de la Cruz lo llama vía purgativa, y es el
itinerario que nos conduce, a través del largo proceso doloroso de
«noches oscuras», por el camino hacia la libertad. Nuestros caminos
pueden ser diferentes,
pero el contemplativo sólo puede disfrutar de los frutos del desprendimiento y la libertad después
de años de lucha en la oración.
Esta libertad interior es lo que hace que el predicador contemplativo sea tan audaz.
Como ya no teme lo
que la gente pueda pensar o decir, el predicador
contemplativo es libre para decir la verdad cualesquiera que
sean las consecuencias.
La valentía
y la libertad interior son cualidades que asociamos con los profetas -las personas
que, en todas las épocas, tienen la audacia suficiente para expresar su denuncia cuando todos los demás permanecen en silencio-. Por esa razón,
la predicación contemplativa
se hace profética cada vez que
las circunstancias lo requieren.
En la medida en que tengamos libertad, valentía y paz interior, éstas
brillarán a través de nuestra predicación. Hablarán más alto que nuestras palabras, al igual que lo hicieron de un modo tan magnífico en la
predicación de Domingo, que fue descrito en una ocasión como «asombrosamente
libre». ¿No fue ésta también una de las cualidades que hicieron que Jesús resultara tan atractivo para sus contemporáneos?
Él no tuvo complejos, ni obsesiones ni compulsiones. Fue libre y valiente, y era de todo punto evidente que estaba en paz consigo mismo
y con Dios.
Un público posmoderno apreciará sobremanera a un predicador
que muestre que es libre y audaz, aún cuando los oyentes posmodernos no sean realmente libres y audaces.
- Amor a las personas
Se cuenta que el célebre dominico
inglés Vincent McNabb
dijo: «Si no amas a los demás,
no les prediques. Predícate
a ti mismo».
La oración contemplativa auténtica nos ayuda a superar nuestro egoísmo y egocentrismo haciéndonos cada vez más conscientes de la unidad de todas las cosas en Dios. Nuestros egos individualizados y separados son
ilusiones. La verdad es que todos formamos
una unidad; somos unos parte de otros, y parte del maravilloso universo en expansión que Dios sigue
creando activamente.
Esta clase de conciencia
contemplativa influye en nuestra predicación. Desde
el principio sentimos una profunda
simpatía y aprecio hacia las personas
a quienes predicamos. Nos solidarizamos
con ellas en sus luchas y su dolor. Somos
capaces de perdonarlas de corazón mientras anhelamos ayudarlas a cambiar aquello que necesite ser cambiado.
En otras palabras,
no empezamos odiándolas. No las maltratamos
ni amenazamos. No nos limitamos a condenarlas
y criticarlas. No nos mantenemos en pie como fariseos
hipócritas que dan gracias a Dios por no ser
como los pecadores. Las amamos y perdonamos
como hizo Jesús.
Nuestros oyentes posmodernos reconocen y aprecian cuándo el amor a ellos es auténtico y espontáneo.
No los engañamos ni descargamos sobre ellos nuestros sentimientos reprimidos. No tratamos de demostrarles lo cultos que somos y lo bien que podemos
predicar. No buscamos
elogios ni felicitaciones. No nos
creemos el centro del universo. Cuidamos
de ellos como cuidamos de nosotros mismos.
Desde esta posición
de solicitud amorosa, el predicador
es capaz de presentar, eficaz y vigorosamente, los desafíos del evangelio. Por muy exigentes y difíciles que tales desafíos
puedan ser, escuchados y tomados en serio.
Nuestra oración contemplativa nos capacitará para ello, como capacitó a
Domingo, Catalina y Eckhart, entre otros.
- Un espíritu lleno
de esperanza
En cierto sentido, toda nuestra predicación debería ser una forma de dar razón de la esperanza que hay en nosotros (1P 3,15). Cuando
no tenemos esperanza en nosotros, cuando hemos olvidado
cómo confiar en Dios,
y cuando el caos del mundo actual nos ha llevado a la desesperanza y el cinismo, entonces
eso es lo que transmite
nuestra predicación, aunque
hablemos sobre la buena
noticia y la esperanza en la resurrección.
No es bueno
fingir que tenemos
esperanza si no la tenemos. En este caso, lo único que podemos hacer
es predicar desde el corazón sobre la lucha que estamos experimentando con nuestros sentimientos
de desesperanza. Nuestros oyentes apreciarán nuestra honestidad, especialmente si después les infundimos ánimo a ellos y a nosotros para reemprender
nuestra búsqueda de Dios en la oración.
La esperanza, como una actitud que impregna todo lo que decimos
y hacemos, es uno de los frutos de la
contemplación. Entre otras cosas, es el resultado de una vida que está imbuida de gratitud
y agradecimiento a Dios. En la oración aprendemos a dar gracias a Dios por los innumerables dones de la vida, por la naturaleza,
por el universo, por los demás, por la maravilla de
la conciencia humana y por cada nuevo
día. Al final, esta actitud positiva de agradecimiento profundo empieza a transformar nuestra conciencia
y, poco a poco, llegamos a liberarnos de nuestro pesimismo y negatividad habituales.
[…]
- Un sentido del misterio
Todos los contemplativos tienen
un profundo sentido del misterio:
el misterio de-Dios, el misterio de
la vida, los misterios de nuestra fe. La contemplación nos lleva a reconocer las graves limitaciones de todo
conocimiento humano. Al final, descubrimos que no conocemos
a Dios, y lo que pensábamos que conocíamos,
de hecho, no acierta ni con mucho.
Dios se vuelve totalmente misterioso,
y nosotros pasamos por un proceso
que se ha llamado «no saber». Es una ironía que esto
nos lleve mucho más cerca de Dios. Pero ahora experimentamos la presencia
de Dios en una nube o en la oscuridad
- en
el misterio-. Paulatinamente
empezamos también a descubrir cuán misteriosos somos nosotros mismos y cuán misteriosa es toda la creación de Dios - sin mencionar a Jesús y lo que llamamos los misterios de nuestra fe-. Todo es misterio, pero esto no quiere decir que todo esté perdido. Significa que todo
es una maravilla ante la cual nosotros sólo podemos sentir asombro y temor reverencial.
Es posible que el asombro sea la forma más profunda de
conciencia.
La predicación del contemplativo está impregnada
de este vigoroso sentido
del misterio y el asombro.
¡Qué diferentes serían nuestras homilías si presentaran la vida como un misterio del que se ha de
disfrutar más que como una mera serie
de problemas que se han de resolver!
Pero más importante es el hecho de que vivir en la presencia
del misterio verdaderamente fascinante que llamamos Dios nos permite hablar sobre Dios de un modo más auténtico
y desde el corazón. Hoy hay predicadores que evitan hablar
sobre Dios. Ya no saben
cómo hablar de Dios y, cuando
lo hacen, resulta claro
que Dios no es para ellos más que una idea abstracta. ¡Qué diferencia
cuando el predicador habla de su propia experiencia de un misterio que ha contemplado en el asombro y la admiración durante muchos
años!
excelente ..felicitaciones
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